sábado, 31 de diciembre de 2011

BALANCES Y DESEOS

A punto de dar carpetazo al año 2011 y viendo las cosas como están solo se me ocurre decir aquello de “Virgencita, Virgencita, que me quede como estoy” de cara a lo que pueda venir en el 2012. Pero voy a ser positiva.

Fuente: soygik.com

El año que concluye hoy ha estado salpicado de cosas buenas y cosas no tan buenas, de muchas alegrías y alguna que otra tristeza, de enfermedades de familiares y amigos que nos han tenido (y aún nos tienen) en vilo, de personas cercanas con algunos problemas por culpa de la crisis, de abuelos que se fueron para nunca más volver...

Han sido 12 meses de pañales, de mocos, de dientes, muelas y vacunas. De biberones y purés de verduras. Un año de aprender a caminar, de aprender a subir escaleras, de caerse y volverse a levantar. Un año de chichones y moretones. De manos pequeñitas que se aferran a tí, de abrazos y besos, de Baby Einstein y Cantajuegos. De preocupaciones por fiebres, de primeras experiencias y de descubrir cosas nuevas. De ojazos azules que te miran con amor. De querer a personas con todo el alma.

48 semanas de compañeros de trabajo que dejan la ambulancia para irse al Hospital, de bajas maternales, de permisos retribuídos y de asuntos propios. De guardias extrañas, de avisos graves y de traslados a Urgencias. De cursos de reanimación y de politraumas. De Jornadas Task Force y multiaventura.

365 días de cuadrar turnos, vacaciones, horarios y guarderías. De nuevos retos iniciados, suspendidos y pendientes. De reuniones familiares y fiestas del pueblo. De viajes a la nieve y a la playa. De 40000 km en coche.

8.770 horas de descubrimiento 2.0, de vídeos, de blogs y de personas maravillosas detrás de avatares estáticos. De Gdocs, post a seis y cuatro manos, de photopeachs y 140 caracteres. De abrazos cálidos, de proyectos de futuro, de salud 2.0 y de miradas diferentes.

525.600 minutos de querer hacer las cosas bien, de intentar ser buena madre, de procurar hacer felices a los demás, de ser positiva y menos cabezota. De preocuparme lo justo por las cosas que realmente no lo merecen, de sacar lo mejor de mí en cada momento, de ayudar en lo que podía y de darme cuenta que puedo ser aún mejor en cada cosa que hago. De no darme por vencida y de pensar que en esta vida, los límites muchas veces son autoimpuestos.

31.536.000 segundos de pensar que puedo ser mejor persona, que he dejado cosas por hacer que no me hubieran costado tanto. De intentar controlar mi carácter y de arrepentirme de cosas que hago o digo cuando no soy capaz de hacerlo.

En poco más de 12 horas este año 2011 dará paso a un 2012 que se prevé difícil. Llamadme ilusa, pero yo soy de esas que piden deseos con cada uva y este año no va a ser una excepción. No suelo despilfarrar deseos en cosas materiales; los deseos a veces se cumplen, así que hay que ser un poco cuidadosos a la hora de desear, no se puede desear "sin ton ni son". No es que haya que hacer una lista y aprenderla de carrerilla para ir diciendo cada deseo de memoria según caen las campanadas. Yo siempre tengo los mismos deseos que renuevo cada año. En ese sentido prefiero pedir poco a poco que de golpe, quizá crea que de esa manera se me concederán con mayor facilidad. Ni siquiera tengo 12 deseos, tengo cuatro o cinco y los repito una par de veces, por si acaso hay interferencias o mala conexión.

Fuente: novakida.es

Hoy, al filo de la media noche, con mis 12 uvas peladas (y sin pepitas), con mi copa llena de cava y con mis seres queridos cerca esperaré, con una pizca de nerviosismo, que acaben los cuartos y empiecen las 12 campanadas. Haré un rápido balance del 2011 y recordaré todas esas cosas personales que tengo que mejorar en el 2012. Y cuando el reloj marque las 12, entre miradas, risas, uvas y algún comentario de ¡Que me ahogo! a mi alrededor, desearé lo mejor para todos vosotros.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

MUERTE DULCE

Dadas las fechas en las que nos encontramos y por una asociación (en este caso equivocada) de ideas, alguien podría pensar que el siguiente post va de turrones, mazapanes, bombones, polvorones y demás productos dietéticos navideños; pero nada más lejos de la realidad.

En lo que va de mes, la cuenta de twitter @emecyl112, que corresponde al 112 de Castilla León, ha dado parte de al menos 24 personas atendidas en nuestra comunidad debido a la intoxicación por CO, lo que se me antoja una cifra nada despreciable. Dado que el invierno acaba de empezar y el frío y la calefacción nos van a acompañar durante los próximos meses, no está de más hacer un pequeño repaso del tema.


Inodoro, incoloro e insípido. No irritante y, por ello, sumamente peligroso. Así es el monóxido de carbono, un gas tóxico que se produce durante la combustión de materiales como leña, gasolina, carbón, butano, propano, queroseno, etc. Las chimeneas, calderas, calentadores de agua y los aparatos domésticos como estufas, braseros u hornillos de cocina que utilizan estos materiales pueden producir escapes de CO si no funcionan bien. Asimismo, los automóviles, como cualquier máquina que lleve un motor de combustión, también produce CO a través de su tubo de escape.

La intoxicación se produce porque el CO inhalado se une a la sangre mucho más fácilmente que el oxígeno, e impide a la hemoglobina transportar el oxígeno a las células. Pero este no es el único factor deletéreo de la intoxicación por CO, sino que también existe una toxicidad directa del monóxido a nivel cardiaco y cerebral.

En la intoxicación aguda por monóxido de carbono se consideran pacientes de alto riesgo a los niños, embarazadas, ancianos y enfermos con antecedentes coronarios o de EPOC.

El CO ocasiona intoxicaciones de frecuencia subestimada debido a la inespecificidad de la presentación clínica y a la ausencia de cooxímetros en la mayoría de los departamentos de urgencias. La clínica simula, en muchas ocasiones, cuadros gastrointestinales o víricos. Los efectos de la inhalación de CO dependen de la concentración en el ambiente y de la duración de la misma. En general, los síntomas de las exposiciones leves son cefalea, náuseas, vómitos y sensación de mareo. La exposición moderada cursa también con taquicardia, taquipnea, debilidad y ataxia. Las formas más graves producen síncopes, convulsiones, hipotensión, coma y muerte. Sin embargo, no hay que olvidar que el cuadro clínico puede variar de unas personas a otras.

El fallecimiento por inhalación de monóxido de carbono, conocida como la muerte dulce, se produce sin que los afectados se den cuenta del peligro, ya que se van quedando "dormidos" poco a poco, sin sensación de ahogo ni de asfixia.

Es fácil hacer un diagnóstico de intoxicación por CO si se conoce la historia de la exposición pero no tanto sin un alto índice de sospecha en los casos menos claros. La coloración cereza de la piel o de la sangre venosa es sugerente pero no se detecta con frecuencia. La oximetría suministra lecturas falsamente normales, debido a que no distingue entre oxihemoglobina y carboxihemoglobina. Es necesario determinar la concentración de carboxihemoglobina en sangre mediante cooximetría.

El tratamiento debe iniciarse en el lugar del suceso retirando al individuo de la fuente de CO y aplicando oxígeno de forma inmediata. El personal sanitario debe tomar precauciones para no intoxicarse (aireación de los sitios cerrados, máscaras protectoras, detectores de CO, etc)

El tratamiento definitivo se basa en la administración de oxígeno a la concentración más alta posible, independientemente de la saturación de oxígeno que presente la víctima. Una opción terapéutica es la utilización de una cámara hiperbárica, que proporciona oxígeno al 100% con una presión de 2-3 atmósferas, reduciendo la vida media del CO a 20-30 minutos. Puede ser útil en los pacientes con intoxicación grave que no responden rápidamente a oxígeno a la presión atmosférica o para las mujeres gestantes o recién nacidos.

Las medidas preventivas incluyen la revisión periódica de los sistemas de combustión del domicilio, mantenimiento de una ventilación adecuada e impedir la inhalación de los productos de combustión de los motores o vehículos en garajes y espacios cerrados. El empleo de alarmas para detección de CO puede ser una medida efectiva.


Fuentes:

lunes, 19 de diciembre de 2011

CUÍDATE

Se acerca la Navidad y con ella las comidas o cenas de empresa, las reuniones familiares y las noches de fiesta. Como cada año durante estas fechas la DGT aumenta sus esfuerzos para concienciar a todos los conductores de lo peligroso que es conducir bajo los efectos del alcohol.


Foto: anieto2k vía Flckr
Seguro que habéis visto estos días el ¿nuevo? anuncio de la campaña de la DGT. Estas navidades han decidido rescatar del baúl de los recuerdos a Stevie Wonder y su famoso "Si bebes no conduzcas" para recordarnos que volante y alcohol no son compatibles. Una campaña de hace 26 años que sigue estando tan vigente como el primer día, ya que según la propia DGT el alcohol al volante está relacionado con la tercera parte de los accidentes mortales y conducir bebido multiplica por nueve el riesgo de sufrir un siniestro.

Aumento del tiempo de reacción, problemas de visión, incremento de la somnolencia, pérdida de control, excitabilidad o problemas de coordinación son sólo algunos de los efectos que provoca la ingesta de alcohol y que interfieren con la conducción. Muchas veces te tomas un par de copas y coges el volante pensando que estás bien, "que controlas", que son unos pocos kilómetros y que no va a pasar nada. Y pasa... 


... Son las 5 de la mañana de un 17 de Diciembre. Suena el teléfono. Mi compañero habla con el Centro Coordinador. Aunque yo ya estoy con los ojos abiertos, me dice: 
- Esther, despierta, tenemos un aviso. Un accidente de tráfico con una persona atrapada.
Me despejo en 1 milisegundo. Me levanto como un resorte, me pongo las botas y salgo disparada escaleras abajo. Subo a la ambulancia y pregunto si sabemos algo más mientras me voy terminando de atar los cordones. El teléfono vuelve a sonar en ese mismo instante. El médico asiente con la cabeza a lo que le dicen del otro lado de la línea telefónica. Un "vale, estamos de camino" cierra la conversación. 
- ¿Qué te han dicho? -le pregunto, esperando que no sean malas noticias.
- Es un accidente con dos heridos, jóvenes. Volvían a casa de una cena con los amigos y al parecer el conductor se ha quedado dormido. Han dado vueltas de campana. El que conducía ha salido por su propio pié, está consciente pero bajo los efectos del alcohol, le duele una pierna. Dice que su amigo también había bebido. El que está dentro del coche no responde y respira con dificultad. Los bomberos están de camino. 
¡Uff! No, no son buenas noticias. Y menos en estas fechas. Deseo con todas mis fuerzas que todo salga bien. No puedo evitar pensar en las familias de estos jóvenes. 

Está todo oscuro y tranquilo, apenas perturbado por los destellos de los rotativos de nuestra propia ambulancia. De camino al lugar del incidente intento hacerme una composición de lugar previa con los datos que me ha dado mi compañero. Repaso mental de protocolo, dosis de fármacos, posibles interacciones y contraindicaciones según lo que hayan bebido o tomado y material que hay que sacar de la ambulancia. Repartimos tareas. 

Hace mucho frío así que hay que tener cuidado con la hipotermia de los accidentados. Me aseguro de que hay sueros suficientes en el calientasueros. Compruebo que funciona la linterna del casco y que tengo guantes de sobra en los bolsillos. Le digo al Técnico que coja algunas gasas y compresas más y un par de vendas. 
- Estamos llegando -nos dice el conductor. 
Vemos a lo lejos varios coches parados con las luces puestas. Uno de ellos es el coche de la Guardia Civil. Los Bomberos todavía no han llegado. Me pongo los guantes. Me sujeto el casco. Cojo aire profundamente. Miro al médico. No hacen falta palabras, ambos sabemos lo que tenemos que hacer. Le digo a los Técnicos: 
- Vamos chicos. Es hora de trabajar. 
Me bajo de la ambulancia asegurándome en todo momento de que no hay peligro. Cojo mi mochila, unos sueros calientes y salgo corriendo hacia el coche accidentado. Noto cómo se acelera mi pulso. Músculos en tensión. Todos mis sentidos alerta. La adrenalina endógena empieza a hacer efecto. Es el momento de poner en práctica todo lo que sé. Todos mis conocimientos y habilidades al servicio de unas personas que lo necesitan. 

Es mi trabajo, y me apasiona, pero preferiría no tener que atenderte en estas circunstancias, por algo que se podría haber evitado. 

No quiero tener que enfrentarme a los ojos de tu familia para darles una mala noticia. 

Así que CUÍDATE.





El vídeo es obra de @ChemaCepeda, un gran enfermero, compañero y amigo.



jueves, 15 de diciembre de 2011

SECRETOS VITALES

¿Quién de nosotros no guarda secretos? ¿Quién es tan transparente que no oculta nada a la vista de los demás?

La respuesta es: nadie.



“En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable”.

Y esto es así porque el secreto es una parte importante de la psique humana, es parte de nuestro instinto de supervivencia y una de las claves de la competitividad, aunque en la vertiente negativa nos sirva para preservar rasgos individualistas dentro de un escenario eminentemente social, que es en el que mejor se desenvuelve nuestra especie. 

La necesidad del secreto impregna nuestra manera de relacionarnos con otras personas y, por ejemplo, condiciona nuestros protocolos de seducción, tanto los que usamos para hacer afines a otros miembros de la especie como los que usamos con propósitos amatorios.

Si practicamos la esgrima deliciosa del flirt, entendido como el conjunto de acciones y actitudes de galanteo que se producen entre un hombre y una mujer previas al ritual de apareamiento, además de las miradas y el lenguaje no verbal, tendremos la palabra -cabe recordar que la imaginación y la presunción es la más poderosa arma de seducción que existe-, y tanto en hombres como en mujeres el secreto es una parte fundamental de su protocolo de seducción.

Los hombres usan el secreto, el misterio, como un método para excitar la curiosidad de la mujer y administrado en pequeñas dosis, en la mayoría de las ocasiones se consigue el objetivo de acercamiento y seducción.

El uso del secreto por parte de la mujer es diferente, pues para empezar entre ellas hay una alta competitividad y la manera de adquirir ventaja con respecto a sus pares es el del uso selectivo del secreto. Así, si consiguen que el objeto de su deseo comparta una información únicamente con ella, se sentirá especial, y en la larga partida por conseguir el compañero de flirt se habrán anotado un tanto.

Pero, dicho sea de paso, estos secretos que forman parte del juego de la seducción probablemente no sean unos secretos como tales, no al menos de los etiquetados como inconfesables, de aquellos cuyo conocimiento por parte de personas inadecuadas podrían provocar daño, dolor y muerte.

Los secretos podrían influir en nuestro estado de salud; los secretos inconfesables podrían provocarnos enfermedades.

Es antigua la creencia de que los estados emocionales y los eventos adversos pueden afectar negativamente al estado de salud y a las expectativas de vida. A lo largo de la historia no son pocos los que hacen referencia a esta relación. Hipócrates, considerado por algunos como el padre de la medicina, decía que “las enfermedades son consecuencia de un desequilibrio en los humores internos, que podía ser restablecido con buena alimentación y con reposo del cuerpo y del espíritu”. 

La psiconeuroinmunología es una disciplina relativamente joven que aglutina numerosas especialidades médicas (neurociencias, inmunología, fisiología, farmacología, psiquiatría, psicología, ciencias de la conducta, reumatología y enfermedades infecciosas) y que estudia las interacciones entre el Sistema Inmune, la conducta, el Sistema Nervioso Central y el Sistema Endocrino. 

La relación entre el estrés y la predisposición al desarrollo de enfermedades está bien documentado. La aparición de enfermedades cardiovasculares, alergias, infecciones, alteraciones gastrointestinales e incluso de algunos tipos de cáncer podría estar en mayor o menor medida influenciada por el propio estado emocional.

Los seres humanos estamos expuestos al estrés desde nuestro nacimiento. En cantidades moderadas, el estrés es necesario para afrontar ciertos desafíos importantes suministrando la energía y la excitación requerida para superar esas situaciones puntuales. El estrés se vuelve peligroso cuando es de proporciones excesivas, desbordando la capacidad de adaptación de la persona o cuando se acumula sin salida adecuada, instalándose la frustración.

Un secreto inconfesable se guarda durante años; intentas no pensar en él, pero la complejidad de la psique humana hace que, cuanto menos quieras acordarte de algo, más lo recuerdes; de modo que aquello que te gustaría borrar de tu mente, vuelve una y otra vez a tus pensamientos. 

No significa que continuamente pienses en ello, pero quizá casi a diario lo hagas; a veces, incluso, la rememoración de eso que resulta tan dañino puede estropearte el más bello de los momentos. Eso inevitablemente es motivo de ansiedad, de estrés; y la vivencia de ese estrés varias veces al día, durante años, puede acabar provocando una enfermedad. 

Y llegados a este punto y hablando de secretos inconfesables, de esos que pueden destruir vidas y/o dañar a otras personas... secretos que nos atormentan y que ahora sabemos que  nos predisponen a algunas enfermedades e incluso a la muerte...

Querido lector, cuéntame... ¿merece la pena morir por un secreto?




Esther Gorjón & Rafael Pardo ;-)


Fuentes:
La psiconeuroinmunología en el proceso salud enfermedad (Abstrac)

Nota: Quiero agradecer la colaboración e inestimable ayuda en este post a @RPardo1 , siempre al pie del GDoc

lunes, 12 de diciembre de 2011

MÍRAME A LOS OJOS, ESTOY AQUÍ...DIFERÉNCIATE

Han pasado 111 días desde que nuestros queridos turroneros publicaran este post y desde que @manyez nos hiciera la siguiente proposición desde el comentario 22:
"Deberíamos hacer una campaña con el lema: “Diferénciate: mírame a los ojos”
Casi 4 meses después, muchos tweets, muchos GDoc, muchos mails, muchas horas y mucho esfuerzo e ilusión por parte de todos...aquí está:


Como podréis leer en la web www.diferenciate.org y en el documento de adhesiones, ésta es una campaña colaborativa cuyo objetivo es sensibilizar a profesionales, usuarios y organizaciones sanitarias de la necesidad de la humanización de los cuidados y la mejora en la comunicación efectiva con los pacientes. A veces, ésto se consigue con gestos tan simples como mirar a los ojos.

Las nuevas tecnologías, el estrés, las preocupaciones, las cargas laborales, etc. Todo ello puede influir en que a veces nos olvidemos de que enfrente de nosotros, además de un paciente, hay una persona con inquietudes, con miedos, con dudas sobre su patología y su pronóstico, con esperanza. Alguien que, además de nuestros conocimientos científicos y nuestras habilidades prácticas, necesita nuestra empatía, nuestra humanidad, nuestra calidez y nuestra mirada para sentirse reconfortado. 

Asimismo, una mirada a los ojos de un paciente o familiar puede ayudarte a descubrir la ansiedad de aquel que dice estar tranquilo, el miedo del que asegura no tenerlo, el sufrimiento de la madre por el nuevo síntoma de su hijo enfermo al que sonríe diciéndole que es normal, la preocupación del padre que sabe que deja a su familia huérfana mientras hace bromas con su enfermedad... Tan sólo una mirada.

Una sonrisa, un apretón en una mano temblorosa, una caricia, una mirada; una terapia tan eficaz como sencilla de administrar. A demanda.


Si quieres ayudarnos a difundir la iniciativa, puedes hacerlo desde tu blog o web con los widgets que te ofrecemos y/o entre tus conocidos siguiéndonos en:


Si te unes, este mensaje llegará muy lejos y contribuirás a mejorar la atención que prestamos entre todos. Queremos que fluya por todos los centros, organizaciones, hogares e instituciones donde alguien sea atendido.

Porque sabemos que no todo es tecnología y que no podemos escondernos tras las pantallas, queremos acercarnos y fijar la mirada en lo esencial.

"Podemos tener todos los medios de comunicación del mundo, pero nada, absolutamente nada, sustituye la mirada del ser humano". 
                                                                                                       Paulo Coelho


miércoles, 7 de diciembre de 2011

MI CORPORATIVISMO Y YO

Etiquetar a alguien de corporativista por decir que una enfermera puede ocupar un puesto de gestión sanitaria y desarrollar las labores propias de dicho cargo de manera competente es como decir que yo soy vegetariana porque me gustan las ensaladas. Vamos, con todos mis respetos, una soberana gilipollez.



No se si es que a algunos se les va la pinza con esto del 2.0 y, acostumbrados a poner tags en YouTube, en el blog, en delicious y en todo lo que se menea, se les ha soltado la mano y te ponen una etiqueta a la que te descuidas. 

Y no es que crea que el corporativismo enfermero sea ni malo ni bueno, simplemente que yo no baso mi razonamiento en esos argumentos presuntamente corporativistas; esa búsqueda del sitio de la enfermera desbancando a otras profesiones más antiguas o ese desarrollo de la "profesión enfermera" en contraposición de la profesión médica, y tampoco necesito "liberarme de mi adoctrinamiento profesional" para poder opinar o debatir sobre ciertos temas. La enfermería, por suerte (o por desgracia para algunos) no ha adormecido ni alterado mi pensamiento racional.

Y si creo que un profesional sanitario "no médico" puede realizar las labores propias de un Director de Centro de Salud, de un Director de Gestión o de un Coordinador de equipos es porque pienso (sí, pienso) que algunos puestos directivos o de responsabilidad, de esos que se adjudican con tecnología digital, deberían ser elegidos en base no sólo de la titulación profesional (que en muchos casos no tiene nada que ver con el puesto a desarrollar) sino con otros conocimientos específicos que generalmente no están ligados con su titulación; con habilidades o destrezas y aptitudes que no todas las personas poseen en la misma medida (y que no las da el título universitario) y, por qué no, en base a la motivación personal de cada uno de los aspirantes.

Por eso me parece una estupidez que se achaquen a la supuesta lucha entre médicos y enfermeras algunas opiniones que, por ser de según qué colectivo, ya tienen tintes corporativistas. Pues no señor, a mi lo que me fastidia es que siempre sean los mismos los que ocupen los puestos de responsabilidad cuando su único mérito, por llamarlo de alguna manera, es ser amigo de, conocido de o familiar de. Cuando por estudiar según que carrera ya se les presupone capacidades y habilidades que no tienen. Cuando lo único que hacen es pasearse por los despachos y pegarse la vida padre sin gestionar ni solucionar nada. Me da igual que el susodicho sea médico, enfermero o perico el de los palotes.

El problema viene cuando algunos (afortunadamente cada vez menos) piensan que sí, que por estudiar una carrera ya se les abren las puertas de los despachos sin necesidad de hacer mérito ninguno por conseguir ese puesto. Cuando se ven amenazados por profesionales que aún consideran "inferiores" y que son capaces de desarrollar las funciones que ellos no realizan de manera eficaz. Entonces es cuando les entra el miedito. Cuando ven que hay gente competente que les puede "robar" el puesto sin haber estudiado "la santa y apostólica carrera universitaria". Ahí es cuando claman al cielo, hacen gala de su no-corporativismo y dan el golpe la mesa, y, por el artículo 33, se aseguran su continuidad en este tipo de puestos.

Pero no me hagáis mucho caso, que seguramente esto solo sea una pataleta de una enfermera corporativista bajo la nebulosa de su adoctrinamiento profesional.






lunes, 5 de diciembre de 2011

DE LA ENVIDIA Y OTROS PECADOS CAPITALES

Lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia, soberbia; esos son los siete pecados capitales.

Fuente: es.wikipedia.org/wiki/Divina_Comedia


Muchos de nosotros deberíamos pasar una temporada en el Purgatorio, esa montaña de cumbre plana y laderas escalonadas y redondas que describía Dante en la Divina Comedia; en esta obra, el propio autor, acompañado de Virgilio, va redimiéndose de cada uno de esos pecados capitales a medida que avanza por las cornisas.

Estamos seguros que si hoy tuviéramos que subir esa montaña nos encontraríamos un atasco; probablemente algunos pasarían una pequeña temporada allí hasta conseguir expiar sus faltas y llegar al paraíso... otros quizás tuvieran que plantearse el establecerse en la zona por tiempo indeterminado.

Pero hoy nos vamos a detener en una de sus cornisas, la de la envidia.

La envidia es considerada un pecado capital porque genera otros pecados, otros vicios. “Capital”, en este caso, no hace referencia a la magnitud de la falta.

Dante Alighieri, en su obra, define la envidia como el "amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos."; el castigo para los envidiosos era cerrar sus ojos y coserlos, porque habían recibido placer al ver a otros caer.


La Real Academia Española (R.A.E.) ha definido la envidia como
1. Tristeza o pesar del bien ajeno.
2. Emulación, deseo de algo que no se posee.


Cabe decir que los próceres de la R.A.E., quizás con buen tino, no han cargado las tintas con la acepción del vocablo, pues la realidad es que es un pecado que corrompe el aire que respiramos, que empozoña el alma y que, en suma, es probablemente el origen más frecuente del rumor y la mentira.

Desde un punto de vista clínico, de acuerdo con el Dr. S.F. Salischicker, la envidia se manifiesta “Cuando una persona se obsesiona y deja de vivir por estar pendiente de su vida o en este caso en la vida de su adversario, de su entorno, y entre otras cosas siente agobio por cada uno de sus triunfos… Aparte de mostrar signos graves de inferioridad, te muestra que estas tratando con una persona psiquiátricamente enferma.”

Por lo visto este pecado capital es un fenómeno muy común en nuestro país; tanto, que incluso D. Miguel de Unamuno afirmaba que la envidia era el rasgo de carácter más propio de los españoles y, al parecer, las cosas no han cambiado mucho desde principios del siglo XX.

El talento, la suerte, el trabajo, el amor, el dinero, la belleza, la felicidad, la libertad, el poder... todo es susceptible de ser envidiado. La envidia es un sentimiento de frustración ante algún bien de otra persona, a la que por ello se desea dañar de manera inconsciente. El envidioso es una persona insegura, insatisfecha, frustrada, que en lugar de identificar y aceptar sus carencias y ponerles remedio, odia, critica y desea el fracaso de todo aquel que le recuerda su privación.

La envidia es, por tanto, la defensa de los fracasados, de aquellos que debido a su notorio grado de inmadurez, y por qué no decirlo, de un complejo de inferioridad latente, hacen uso de malas artes, de artimañas, con el innoble fin de urdir complejas y retorcidas tramas que acaben arrastrando por el lodo al objeto de su oscura fijación.

Pero también la envidia es, en suma, producto de la ignorancia...

Así que después de haber dado vueltas a los diferentes sinónimos que adornan el concepto limitación que subyace en la envidia, cabe dar un nuevo giro y ver desde un punto positivo dichas limitaciones y cómo vencerlas.

De entrada debemos tener una percepción clara de que quizás en este aspecto tenemos un problema... porque si preguntamos en público “¿Eres envidioso?”, la mayor parte de las respuestas -por no decir todas- van a ser negativas.

Si yo me pregunto “¿Soy envidioso?” lo más probable es que entremos en una dinámica negacionista, pues no somos dados a admitir nuestros propios defectos, y en el caso de la envidia, menos.

Así que si googleamos “Test de envidia”, nos saldrán unas cuantas páginas de test, de las cuales hemos elegido uno que, sin ser probablemente el más preciso ni el mejor, nos sirve para ilustrar este relato: http://www.cepvi.com/Test/survey/envidia.htm
(Aún así, advertir que una prueba de este tipo realizada con rigor debiera ser practicada por un psicólogo titulado para tener validez).

Sea por este test, por otro similar, o con la participación de un psicólogo, ya conseguimos un resultado...“Hola, me llamo XXXX y soy envidioso...”; ergo tenemos un problema. 

Y ahora, ¿qué?

Cada persona es un mundo y por tanto puede hasta parecer pretencioso el que desde nuestra juventud y, por ende, inexperiencia, nos atrevamos a dar consejo sobre tal menester. No obstante, dentro de la dinámica constructiva y amable que nos caracteriza,  nos gustaría dar unas orientaciones que quizás puedan ayudar:

1. Para empezar, debes ser consciente de que tienes un problema y que quieres corregirlo: Si no se dan las dos condiciones no hace falta que sigas leyendo.

2. Conócete y acéptate: Si conoces tus handicaps y tus defectos; si tienes claras tus virtudes y tus puntos fuertes; si eres capaz de identificar tus objetivos y tus anhelos, en tu vida quedará poco espacio para la envidia. 

3. Lucha por aquello que quieres: Criticar o desear el fracaso de alguien que ha conseguido o posee algo que tu deseas no te va a llevar más lejos de la frustración personal y el enfado. Si además lo haces de manera sistemática, serás un amargado/a. El hecho de que alguien tenga algo que deseas no debe sino alentarte a luchar por ello, sabiendo que es posible conseguirlo. Debes preguntarte en qué debes mejorar para lograr tu meta y debes reforzar los aspectos en los que crees que flojeas. 

4. Reflexiona sobre el origen de tus críticas: Antes de criticar, pregúntate si realmente esa persona ha hecho algo incorrecto o ha hecho algo que te hubiera gustado hacer a ti. Si es lo primero, aprende para no cometer sus mismos errores. Si es lo segundo, madura, y ponte manos a la obra.

Para finalizar, dos sabias reflexiones que nos llegan de épocas pretéritas...

La primera de manos de una cultura milenaria. Un proverbio chino que dice así: 
“El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo” 
y la segunda, de nuestro gran escritor Miguel de Cervantes, una frase épica de una obra inmortal, El Quijote, que con seguridad nos dibujará una sonrisa: 
“¡Nos ladran, Sancho, señal de que avanzamos!” 
Así que, querido lector, si perteneces a la clase de persona que hoy ha copado nuestra atención, debes saber que pierdes un tiempo precioso dando rienda suelta a tus bajos instintos; debes saber que todos tus actos, más tarde o más temprano, se volverán contra ti como si se tratara de un boomerang.

No lo olvides.

Esther Gorjón & Rafael Pardo ;-)

PD: Gracias a @RPardo1 por su regalo y su colaboración inestimable en el post. Ha sido un verdadero placer compartir DMs y GDoc durante esta semana. 

jueves, 1 de diciembre de 2011

TREINTA

"30 años de logros, 30 años de retos". Este es el lema de la campaña que ha presentado el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad con motivo de la celebración hoy, 1 de Diciembre de 2011, del Día Mundial del SIDA.




Este año la campaña tiene como objeto recordar que se cumplen tres décadas desde que se diagnosticaron los primeros casos de SIDA en el mundo. Treinta años en los que ha habido avances en el tratamiento, en el conocimiento y control de las formas de transmisión y en la aceptación social de los enfermos que padecen esta enfermedad. Pero estos avances no significan que podamos bajar la guardia.

Durante el año 2010 en España se notificaron 2.907 nuevos casos de VIH, el 82% en hombres, con una media de edad de 35 años. El 79% de los nuevos diagnósticos tienen su origen en la transmisión sexual. En cuanto a los casos de SIDA, hasta el 30 de junio de 2011 se estima que se diagnosticaron en España 1.162 casos.

En la actualidad, a pesar de la difusión de la información en los centros educativos, en los medios y en la red, parte de los jóvenes parecen haber dejado de percibir el riesgo de contagio por VIH y otras infecciones de transmisión sexual. Al parecer, las noticias sobre la evolución de la epidemia, a menudo malinterpretadas, han conducido a una injustificada sensación de seguridad, con toda probabilidad responsable de los preocupantes datos sobre la transmisión sexual en los casos recientes de infección.

Por ello, los nuevos retos pasan por intensificar la promoción del uso del preservativo como medida básica de prevención de la transmisión del VIH, eliminar el retraso diagnóstico de la infección, avanzar en el desarrollo de una vacuna y de un tratamiento curativo, promover el acceso universal a los tratamientos en los países empobrecidos, pero sobre todo, combatir los prejuicios, el estigma y la discriminación hacia las personas con VIH. El padecer una enfermedad implica, en sí misma, un sufrimiento físico, un deterioro orgánico pero, además, en el caso del SIDA, el mayor dolor que soportará el paciente no será físico, sino, sobre todo, social.





Fuentes: