lunes, 19 de diciembre de 2011

CUÍDATE

Se acerca la Navidad y con ella las comidas o cenas de empresa, las reuniones familiares y las noches de fiesta. Como cada año durante estas fechas la DGT aumenta sus esfuerzos para concienciar a todos los conductores de lo peligroso que es conducir bajo los efectos del alcohol.


Foto: anieto2k vía Flckr
Seguro que habéis visto estos días el ¿nuevo? anuncio de la campaña de la DGT. Estas navidades han decidido rescatar del baúl de los recuerdos a Stevie Wonder y su famoso "Si bebes no conduzcas" para recordarnos que volante y alcohol no son compatibles. Una campaña de hace 26 años que sigue estando tan vigente como el primer día, ya que según la propia DGT el alcohol al volante está relacionado con la tercera parte de los accidentes mortales y conducir bebido multiplica por nueve el riesgo de sufrir un siniestro.

Aumento del tiempo de reacción, problemas de visión, incremento de la somnolencia, pérdida de control, excitabilidad o problemas de coordinación son sólo algunos de los efectos que provoca la ingesta de alcohol y que interfieren con la conducción. Muchas veces te tomas un par de copas y coges el volante pensando que estás bien, "que controlas", que son unos pocos kilómetros y que no va a pasar nada. Y pasa... 


... Son las 5 de la mañana de un 17 de Diciembre. Suena el teléfono. Mi compañero habla con el Centro Coordinador. Aunque yo ya estoy con los ojos abiertos, me dice: 
- Esther, despierta, tenemos un aviso. Un accidente de tráfico con una persona atrapada.
Me despejo en 1 milisegundo. Me levanto como un resorte, me pongo las botas y salgo disparada escaleras abajo. Subo a la ambulancia y pregunto si sabemos algo más mientras me voy terminando de atar los cordones. El teléfono vuelve a sonar en ese mismo instante. El médico asiente con la cabeza a lo que le dicen del otro lado de la línea telefónica. Un "vale, estamos de camino" cierra la conversación. 
- ¿Qué te han dicho? -le pregunto, esperando que no sean malas noticias.
- Es un accidente con dos heridos, jóvenes. Volvían a casa de una cena con los amigos y al parecer el conductor se ha quedado dormido. Han dado vueltas de campana. El que conducía ha salido por su propio pié, está consciente pero bajo los efectos del alcohol, le duele una pierna. Dice que su amigo también había bebido. El que está dentro del coche no responde y respira con dificultad. Los bomberos están de camino. 
¡Uff! No, no son buenas noticias. Y menos en estas fechas. Deseo con todas mis fuerzas que todo salga bien. No puedo evitar pensar en las familias de estos jóvenes. 

Está todo oscuro y tranquilo, apenas perturbado por los destellos de los rotativos de nuestra propia ambulancia. De camino al lugar del incidente intento hacerme una composición de lugar previa con los datos que me ha dado mi compañero. Repaso mental de protocolo, dosis de fármacos, posibles interacciones y contraindicaciones según lo que hayan bebido o tomado y material que hay que sacar de la ambulancia. Repartimos tareas. 

Hace mucho frío así que hay que tener cuidado con la hipotermia de los accidentados. Me aseguro de que hay sueros suficientes en el calientasueros. Compruebo que funciona la linterna del casco y que tengo guantes de sobra en los bolsillos. Le digo al Técnico que coja algunas gasas y compresas más y un par de vendas. 
- Estamos llegando -nos dice el conductor. 
Vemos a lo lejos varios coches parados con las luces puestas. Uno de ellos es el coche de la Guardia Civil. Los Bomberos todavía no han llegado. Me pongo los guantes. Me sujeto el casco. Cojo aire profundamente. Miro al médico. No hacen falta palabras, ambos sabemos lo que tenemos que hacer. Le digo a los Técnicos: 
- Vamos chicos. Es hora de trabajar. 
Me bajo de la ambulancia asegurándome en todo momento de que no hay peligro. Cojo mi mochila, unos sueros calientes y salgo corriendo hacia el coche accidentado. Noto cómo se acelera mi pulso. Músculos en tensión. Todos mis sentidos alerta. La adrenalina endógena empieza a hacer efecto. Es el momento de poner en práctica todo lo que sé. Todos mis conocimientos y habilidades al servicio de unas personas que lo necesitan. 

Es mi trabajo, y me apasiona, pero preferiría no tener que atenderte en estas circunstancias, por algo que se podría haber evitado. 

No quiero tener que enfrentarme a los ojos de tu familia para darles una mala noticia. 

Así que CUÍDATE.





El vídeo es obra de @ChemaCepeda, un gran enfermero, compañero y amigo.



12 comentarios:

  1. Sin comentarios.Esta todo dicho.Enhorabuena
    ¡SI BEBES NO CONDUZCAS!

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  2. Pelos de punta Esther!! Donde estoy ahora, Reanimación, nos llegan estos jóvenes, el que tiene suerte sin lesiones, pero la mayoría con secuelas que les van a cambiar la vida, ellos te miran fijamente a los ojos, tu sabes que lo saben y ellos que tu lo sabes pero no decimos nada, un apretón de manos mutuo y una sonrisa.

    Yo tampoco quiero teneros más, así que CUIDAROS!!

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  3. Así me paso el viernes. Cena de empresa y la aqui presente que no se lleva el coche vuelve emn buho a casa, una hora despues y con dolor de nuca por haberme quedado dormida...pero sana y salva..

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  4. Me has dejado, uff!! Sin palabras, claro cristalino.

    Yo no soy de las que se lleva el coche cuando sale, pero lo tengo en cuenta por si acaso, no lo dudes!

    Creo que has conseguido el efecto deseado.

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  5. Gracias Esther!!! Tu entrada en estas fechas viene mejor que nunca, si cabe.

    Y sí, como dice Inés, creo que has conseguido el efecto deseado.

    Un abrazo!

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  6. Una historia real vivida en primera persona, casi igual de potente que un "si bebes no conduzcas". Nos olvidamos demasiadas veces que estas cosas ocurren, más cerca de lo que creemos. Gracias por recordarlo y contarlo tan bien.

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  7. Me encantaria trabajar contigo Esther solo me sale decir eso y que si bebes no conduzcas por desgracia vemos estas cosas demasiadas veces...

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  8. Hola Esther:

    ¡Qué relato más impactante e inquietante! ¡Qué real! Nunca es demasiada la labor de concienciación y prevención sobre los peligros de la mezcla “alcohol y conducción”. Tanto para los jóvenes como para los no tan jóvenes. Historias como la que cuentas en este post nos ponen los pelos de punta.

    ¡Gracias por compartirlo!

    Un saludo.

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  9. Buena entrada Esther, más apropiada a estas fechas imposible.
    Y a todos los que lean ésto, por favor, tenéis que ser prudentes.

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  10. Genial entrada Esther

    He vivido esas sensaciones multitud de veces, esa incertidumbre, ese deseo de que las cosas salgan bien y desgraciadamente, algunas veces te encuentras algo peor de lo que esperabas...

    Se que es muy difícil cambiar actitudes y remover conciencias. Tanto, que ni la DGT acierta muchas veces con las campañas de concienciación.

    Yo mismo los días que salgo de guardia y he tenido un aviso de los gordos, voy más tranquilo. Pero pasan unos días y se nos olvida...

    Pero hay que ser positivos y pensar que post como este pueden dejar un pequeño poso que se vaya acumulando y un día nos sirva para ser un poco más prudentes al volantes.

    Muchas gracias por la mención y sigue en esta línea que nos hace reflexionar tanto

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  11. Impresionante, impactante, gracias Esther.
    CUIDARNOS, ¿cómo aprender a cuidarnos?
    Es la clave.

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  12. Lo primero, disculpadme por el retraso a la hora de responder vuestros comentarios. Ha sido una semana complicada entre viajes y fiestas.

    Lo segundo y no menos importante, agradeceros vuestro comentario.

    Muchas veces cogemos el coche y vamos demasiado rápido, o estamos cansados y con sueño, o no reducimos la velocidad cuando llueve o hay niebla...pensamos que los accidentes sólo les ocurren a los que beben o van haciendo el loco. No siempre es así. EL alcohol no es el único problema ni la única causa de accidentes, pero en fechas como estas si está asociado a un mayor número de accidentes de tráfico.

    Hay personas que piensan que si han bebido (siempre es un poco, nadie reconoce que coge el coche con una borrachera tremenda), si van muy despacio y se salen no pasará nada. Chapa y pintura en el coche y listo.

    El problema aparece cuando el que bebe coge el coche y, aunque va despacio, lo hace invadiendo el sentido contrario, por ejemplo. Quizá a él no le pase nada, pero puede provocar accidentes mortales. Eso es algo que, al menos yo, no quiero llevar en mi conciencia.

    ¡Con lo fácil que es coger un taxi o que te lleve un amigo que no haya bebido!
    Gracias y...Cuidaros.

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