lunes, 5 de diciembre de 2011

DE LA ENVIDIA Y OTROS PECADOS CAPITALES

Lujuria, pereza, gula, ira, envidia, avaricia, soberbia; esos son los siete pecados capitales.

Fuente: es.wikipedia.org/wiki/Divina_Comedia


Muchos de nosotros deberíamos pasar una temporada en el Purgatorio, esa montaña de cumbre plana y laderas escalonadas y redondas que describía Dante en la Divina Comedia; en esta obra, el propio autor, acompañado de Virgilio, va redimiéndose de cada uno de esos pecados capitales a medida que avanza por las cornisas.

Estamos seguros que si hoy tuviéramos que subir esa montaña nos encontraríamos un atasco; probablemente algunos pasarían una pequeña temporada allí hasta conseguir expiar sus faltas y llegar al paraíso... otros quizás tuvieran que plantearse el establecerse en la zona por tiempo indeterminado.

Pero hoy nos vamos a detener en una de sus cornisas, la de la envidia.

La envidia es considerada un pecado capital porque genera otros pecados, otros vicios. “Capital”, en este caso, no hace referencia a la magnitud de la falta.

Dante Alighieri, en su obra, define la envidia como el "amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos."; el castigo para los envidiosos era cerrar sus ojos y coserlos, porque habían recibido placer al ver a otros caer.


La Real Academia Española (R.A.E.) ha definido la envidia como
1. Tristeza o pesar del bien ajeno.
2. Emulación, deseo de algo que no se posee.


Cabe decir que los próceres de la R.A.E., quizás con buen tino, no han cargado las tintas con la acepción del vocablo, pues la realidad es que es un pecado que corrompe el aire que respiramos, que empozoña el alma y que, en suma, es probablemente el origen más frecuente del rumor y la mentira.

Desde un punto de vista clínico, de acuerdo con el Dr. S.F. Salischicker, la envidia se manifiesta “Cuando una persona se obsesiona y deja de vivir por estar pendiente de su vida o en este caso en la vida de su adversario, de su entorno, y entre otras cosas siente agobio por cada uno de sus triunfos… Aparte de mostrar signos graves de inferioridad, te muestra que estas tratando con una persona psiquiátricamente enferma.”

Por lo visto este pecado capital es un fenómeno muy común en nuestro país; tanto, que incluso D. Miguel de Unamuno afirmaba que la envidia era el rasgo de carácter más propio de los españoles y, al parecer, las cosas no han cambiado mucho desde principios del siglo XX.

El talento, la suerte, el trabajo, el amor, el dinero, la belleza, la felicidad, la libertad, el poder... todo es susceptible de ser envidiado. La envidia es un sentimiento de frustración ante algún bien de otra persona, a la que por ello se desea dañar de manera inconsciente. El envidioso es una persona insegura, insatisfecha, frustrada, que en lugar de identificar y aceptar sus carencias y ponerles remedio, odia, critica y desea el fracaso de todo aquel que le recuerda su privación.

La envidia es, por tanto, la defensa de los fracasados, de aquellos que debido a su notorio grado de inmadurez, y por qué no decirlo, de un complejo de inferioridad latente, hacen uso de malas artes, de artimañas, con el innoble fin de urdir complejas y retorcidas tramas que acaben arrastrando por el lodo al objeto de su oscura fijación.

Pero también la envidia es, en suma, producto de la ignorancia...

Así que después de haber dado vueltas a los diferentes sinónimos que adornan el concepto limitación que subyace en la envidia, cabe dar un nuevo giro y ver desde un punto positivo dichas limitaciones y cómo vencerlas.

De entrada debemos tener una percepción clara de que quizás en este aspecto tenemos un problema... porque si preguntamos en público “¿Eres envidioso?”, la mayor parte de las respuestas -por no decir todas- van a ser negativas.

Si yo me pregunto “¿Soy envidioso?” lo más probable es que entremos en una dinámica negacionista, pues no somos dados a admitir nuestros propios defectos, y en el caso de la envidia, menos.

Así que si googleamos “Test de envidia”, nos saldrán unas cuantas páginas de test, de las cuales hemos elegido uno que, sin ser probablemente el más preciso ni el mejor, nos sirve para ilustrar este relato: http://www.cepvi.com/Test/survey/envidia.htm
(Aún así, advertir que una prueba de este tipo realizada con rigor debiera ser practicada por un psicólogo titulado para tener validez).

Sea por este test, por otro similar, o con la participación de un psicólogo, ya conseguimos un resultado...“Hola, me llamo XXXX y soy envidioso...”; ergo tenemos un problema. 

Y ahora, ¿qué?

Cada persona es un mundo y por tanto puede hasta parecer pretencioso el que desde nuestra juventud y, por ende, inexperiencia, nos atrevamos a dar consejo sobre tal menester. No obstante, dentro de la dinámica constructiva y amable que nos caracteriza,  nos gustaría dar unas orientaciones que quizás puedan ayudar:

1. Para empezar, debes ser consciente de que tienes un problema y que quieres corregirlo: Si no se dan las dos condiciones no hace falta que sigas leyendo.

2. Conócete y acéptate: Si conoces tus handicaps y tus defectos; si tienes claras tus virtudes y tus puntos fuertes; si eres capaz de identificar tus objetivos y tus anhelos, en tu vida quedará poco espacio para la envidia. 

3. Lucha por aquello que quieres: Criticar o desear el fracaso de alguien que ha conseguido o posee algo que tu deseas no te va a llevar más lejos de la frustración personal y el enfado. Si además lo haces de manera sistemática, serás un amargado/a. El hecho de que alguien tenga algo que deseas no debe sino alentarte a luchar por ello, sabiendo que es posible conseguirlo. Debes preguntarte en qué debes mejorar para lograr tu meta y debes reforzar los aspectos en los que crees que flojeas. 

4. Reflexiona sobre el origen de tus críticas: Antes de criticar, pregúntate si realmente esa persona ha hecho algo incorrecto o ha hecho algo que te hubiera gustado hacer a ti. Si es lo primero, aprende para no cometer sus mismos errores. Si es lo segundo, madura, y ponte manos a la obra.

Para finalizar, dos sabias reflexiones que nos llegan de épocas pretéritas...

La primera de manos de una cultura milenaria. Un proverbio chino que dice así: 
“El clavo que sobresale siempre recibe un martillazo” 
y la segunda, de nuestro gran escritor Miguel de Cervantes, una frase épica de una obra inmortal, El Quijote, que con seguridad nos dibujará una sonrisa: 
“¡Nos ladran, Sancho, señal de que avanzamos!” 
Así que, querido lector, si perteneces a la clase de persona que hoy ha copado nuestra atención, debes saber que pierdes un tiempo precioso dando rienda suelta a tus bajos instintos; debes saber que todos tus actos, más tarde o más temprano, se volverán contra ti como si se tratara de un boomerang.

No lo olvides.

Esther Gorjón & Rafael Pardo ;-)

PD: Gracias a @RPardo1 por su regalo y su colaboración inestimable en el post. Ha sido un verdadero placer compartir DMs y GDoc durante esta semana. 

11 comentarios:

  1. ¿Habéis escrito este post entre los dos? Que envidia!!! Pero de la sana, eh?? ;P

    Pienso que hay mucho envidioso "ahí fuera" , en realidad, demasiado. Y lo único que me generan es pena (que por otro lado y desde mi humilde punto de vista, es lo peor que se puede sentir por alguien)

    Felicidades a los dos, cierro mi comentario con un refrán español (soy muy fan del refranero) "Si la envidia fuera tiña, cuantos tiñosos habría"

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  2. Se os ha olvidado el poner que si la envidia fuera tiña...jaja
    Todos somos envidiosos, en mayor o menor medida. El jardín del vecino siempre es más verde, pero como decís, hay que utilizarlo para luchar por eso que no tenemos. Sin decapitar a la gente por el camino.
    siempre he oido lo de 'tengo envidia pero de la sana'...nunca he sabido que es eso...no hay envidias buenas o malas. o sí?

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  3. Hola
    Con la expresión envidia de la sana, que la uso de vez en cuando, me refiero a la segunda acepción: desear tener o ser o vivir algo que me falta y que otros tienen, pero me alegro por ellos.
    Hay otra envidia de la que hablas, la primera acepción, tristeza por el bien ajeno, que esa sí que es dañina potencialmente para el envidiado. El proverbio del clavo que sobresale lo expresa muy bien y me ha hecho recordar a una amiga que dice que lo mejor es ser la segunda: no la más guapa, ni la más lista, ni la que saca mejores notas sino la segunda. La segunda no es el clavo que sobresale, no es envidiada y nadie la golpeará como a la primera.
    Para mí la diferencia está en los sentimientos que nos produzca desear lo que tiene el otro: alegría y estímulo para conseguirlo nosotros mismos o tristeza y ganas de que lo pierda o incluso de arrebatárselo.
    Creo que son tan diferentes que debería haber un nombre para cada una de las acepciones.
    Saludos

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  4. Excelentes reflexiones. No me extraña que en Castilla haya tan buenos escritores...
    Un abrazo para Esther y Rafa.
    Animo y a por aspectos positivos ;)

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  5. Enhorabuena a los dos!! Imagino que este post tendrá un origen que no se puede contar pero que seguro que es comun a mas de uno de vuestros lectores...
    Y es que, como contais, la envidia es el pecado español por excelencia. Solo hay que tirar un poco de clasicos para ver en mil personajes al envidioso tipico... ese que aporta poco porque en el fondo no sabe ni lo que quiere. Vamos, un infeliz.

    Por eso hay que ser feliz!! Cuanto mas plena sea tu vida menos necesidad de compararla con la de los demas... y solo de uno depende llenarla!

    Un abrazo!

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  6. El making-off de este post incluye más de 200 DMs, un GDocs con 12 comentarios, múltiples búsquedas de Google, algunas horas de sueño y el uso del chat de GDocs durante unas horas...

    Ha sido un placer para mí colaborar en un post cuya concepción e hilo argumental son obra de Esther. :-)

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  7. Genial el Post! Felicidades a ambos. Me quedo con la segunda reflexión ;-) Abrazos!

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  8. No existe el Purgatorio ni el Infierno. Sólo el Espíritu de la Verdad. Una vez dejamos la Carne, somos desparasitados de nuestros pecados y males y comenzamos el largo y apasionante viaje por la Inmortalidad!!!

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  9. Se nota que sois idealistas pensando que se puede cambiar a las personas o que nos podemos cambiar a nosotros mismos. Si reprimir la envidia en un individuo puede ser difícil, cambiarla en colectivos o como comportamiento de grupo es todavía mas complicado. Como consecuencia, hay que reconocer que si queremos cambiar el mundo, tenemos que empezar con los individuos y por nosotros inicialmente, por lo que la reflexión nos viene muy bien.

    No quiero transmitir que hay que resignarse a la envidia propia, ajena o colectiva ,y mucho menos potenciarla. Como siempre la descripción y el análisis de situación es importante, pero las dificultades llegan con la gestión del cambio y la implementación.

    Enhorabuena por potenciar la reflexión y el cambio.

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  10. Muchísimas gracias por pasaros por mi casa y dejar un comentario. Vamos a ver...

    Inés, no me extraña que tengas envidia...sólo te voy a decir eso jajaja. La verdad es que sí, que hay mucho envidioso. Creo que en mayor o menor grado todos sentimos envidia de algunas cosas o personas, la cuestión es saberla orientar a hacia algo positivo.

    Laila, estoy de acuerdo contigo. Siempre hay alguien que tiene algo más bueno, algo más bonito o algo más grande que tú..Nos cuesta conformarnos con lo que tenemos e intentar disfrutar al máximo de ello.

    Blanca: Me alegro de que saquéis el tema de la envidia sana. Aunque en el post finalmente no puse nada, si que estuve leyendo algo sobre ese tema. Desde el punto de vista clínico es un error creer que existe la envidia sana. Se define como un sentimiento negativo, por lo que no puede ser sano. El alegrarnos por algo que tienen los demás y que nosotros también deseamos no es envidia, es otra cosa. Te dejo un enlace por si quieres echarle un vistazo:
    http://www.blogseitb.com/inteligenciaemocional/2009/08/03/%C2%BFexiste-la-envidia-sana/
    Por cierto, me gusta la filosofía de vida de tu amiga :-)

    Antonio Jesús: Muchas gracias por ese piropo que me viene bastante grande. Solo aspiro a ser la segunda mejor, como la amiga de Blanca, jajaja.

    Andoni: Cómo se nota que tú ya has jugado más veces a esto, eh? ;-P Gracias por comentar y por tus palabras. Y estoy de acuerdo, Centrémonos en aprovechar nuestras vidas y ser felices, en lugar de mirar lo que hacen o tienen lo demás.

    Rafa: creo que ya te he dado mil veces las gracias por compartir este post. Y, como bien dices, ha sido un duro trabajo pero no se vayan a pensar que esos 200 DMs eran solo sobre el tema de la envidia, que no somos tan disciplinados :-)

    Juany, muchas gracias.

    Anónimo: O_=

    Nekane: Un poco idealistas sí que somos, ¿verdad? Pero yo creo que si una persona se lo propone, aunque no deje de sentir envidia, quizá si que pueda focalizarla en conseguir sus objetivos y no en criticar o dañar al otro. El ser envidioso "patológico" (partiendo de que todos somos un poco envidiosos)es un defecto, y como tal, se puede corregir, al menos en medida. Pero de manera individual, claro. Gracias por comentar.

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  11. No sé si es la forma de hacer una propuesta o quizá ya esté en algún blog que no he leído, .....pero sería interesante comentar la Fábula del "Escorpion y la rana" ............ Quizá es mezclar "Churras con Meninas", pero creo que refleja las consecuencias de ser demasiado idealista y confiar en que se puede cambiar la naturaleza de las cosas.

    La envidia sana, es una forma de reconocimiento. Los límites entre los defectos y las virtudes no son fáciles de establecer.

    Estoy deseando que comentes "la gula", ...... sí que me sentiré ¨aludida¨ ... jajajja.

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