jueves, 15 de diciembre de 2011

SECRETOS VITALES

¿Quién de nosotros no guarda secretos? ¿Quién es tan transparente que no oculta nada a la vista de los demás?

La respuesta es: nadie.



“En la vida todos tenemos un secreto inconfesable, un sueño inalcanzable y un amor inolvidable”.

Y esto es así porque el secreto es una parte importante de la psique humana, es parte de nuestro instinto de supervivencia y una de las claves de la competitividad, aunque en la vertiente negativa nos sirva para preservar rasgos individualistas dentro de un escenario eminentemente social, que es en el que mejor se desenvuelve nuestra especie. 

La necesidad del secreto impregna nuestra manera de relacionarnos con otras personas y, por ejemplo, condiciona nuestros protocolos de seducción, tanto los que usamos para hacer afines a otros miembros de la especie como los que usamos con propósitos amatorios.

Si practicamos la esgrima deliciosa del flirt, entendido como el conjunto de acciones y actitudes de galanteo que se producen entre un hombre y una mujer previas al ritual de apareamiento, además de las miradas y el lenguaje no verbal, tendremos la palabra -cabe recordar que la imaginación y la presunción es la más poderosa arma de seducción que existe-, y tanto en hombres como en mujeres el secreto es una parte fundamental de su protocolo de seducción.

Los hombres usan el secreto, el misterio, como un método para excitar la curiosidad de la mujer y administrado en pequeñas dosis, en la mayoría de las ocasiones se consigue el objetivo de acercamiento y seducción.

El uso del secreto por parte de la mujer es diferente, pues para empezar entre ellas hay una alta competitividad y la manera de adquirir ventaja con respecto a sus pares es el del uso selectivo del secreto. Así, si consiguen que el objeto de su deseo comparta una información únicamente con ella, se sentirá especial, y en la larga partida por conseguir el compañero de flirt se habrán anotado un tanto.

Pero, dicho sea de paso, estos secretos que forman parte del juego de la seducción probablemente no sean unos secretos como tales, no al menos de los etiquetados como inconfesables, de aquellos cuyo conocimiento por parte de personas inadecuadas podrían provocar daño, dolor y muerte.

Los secretos podrían influir en nuestro estado de salud; los secretos inconfesables podrían provocarnos enfermedades.

Es antigua la creencia de que los estados emocionales y los eventos adversos pueden afectar negativamente al estado de salud y a las expectativas de vida. A lo largo de la historia no son pocos los que hacen referencia a esta relación. Hipócrates, considerado por algunos como el padre de la medicina, decía que “las enfermedades son consecuencia de un desequilibrio en los humores internos, que podía ser restablecido con buena alimentación y con reposo del cuerpo y del espíritu”. 

La psiconeuroinmunología es una disciplina relativamente joven que aglutina numerosas especialidades médicas (neurociencias, inmunología, fisiología, farmacología, psiquiatría, psicología, ciencias de la conducta, reumatología y enfermedades infecciosas) y que estudia las interacciones entre el Sistema Inmune, la conducta, el Sistema Nervioso Central y el Sistema Endocrino. 

La relación entre el estrés y la predisposición al desarrollo de enfermedades está bien documentado. La aparición de enfermedades cardiovasculares, alergias, infecciones, alteraciones gastrointestinales e incluso de algunos tipos de cáncer podría estar en mayor o menor medida influenciada por el propio estado emocional.

Los seres humanos estamos expuestos al estrés desde nuestro nacimiento. En cantidades moderadas, el estrés es necesario para afrontar ciertos desafíos importantes suministrando la energía y la excitación requerida para superar esas situaciones puntuales. El estrés se vuelve peligroso cuando es de proporciones excesivas, desbordando la capacidad de adaptación de la persona o cuando se acumula sin salida adecuada, instalándose la frustración.

Un secreto inconfesable se guarda durante años; intentas no pensar en él, pero la complejidad de la psique humana hace que, cuanto menos quieras acordarte de algo, más lo recuerdes; de modo que aquello que te gustaría borrar de tu mente, vuelve una y otra vez a tus pensamientos. 

No significa que continuamente pienses en ello, pero quizá casi a diario lo hagas; a veces, incluso, la rememoración de eso que resulta tan dañino puede estropearte el más bello de los momentos. Eso inevitablemente es motivo de ansiedad, de estrés; y la vivencia de ese estrés varias veces al día, durante años, puede acabar provocando una enfermedad. 

Y llegados a este punto y hablando de secretos inconfesables, de esos que pueden destruir vidas y/o dañar a otras personas... secretos que nos atormentan y que ahora sabemos que  nos predisponen a algunas enfermedades e incluso a la muerte...

Querido lector, cuéntame... ¿merece la pena morir por un secreto?




Esther Gorjón & Rafael Pardo ;-)


Fuentes:
La psiconeuroinmunología en el proceso salud enfermedad (Abstrac)

Nota: Quiero agradecer la colaboración e inestimable ayuda en este post a @RPardo1 , siempre al pie del GDoc

10 comentarios:

  1. Hola:
    Me parece muy interesante la relación qeu proponéis entre la existencia del secretos y estrés, pero Dos cositas nada más, en las q difiero de vosotros:
    -Los estereotipos de género: En la seducción, el secreto guardado de ellos es para... y el de ellas por...estaréis de acuerdo conmigo en que no se puede generalizar, no todas ellas compiten y rivalizan entre ellas para..., ni muchísimo menos.
    -Y la segunda cuestión es: No habéis pensado en que también existen esos secretos inconfesables, que recuerdas a diario (o casi)y que lejos de arruinarte algún momento de tu vida, son tan bellos que sirven como motor para que sigas con ella?. Porque como las Meigas, haberlos, haylos.
    Besitos mañaneros.

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  2. Buenos días
    Felicitaciones y gracias lo primero, he disfrutado mucho con el post.
    Para ser práctica y preservar dentro de lo posible mi salud creo que lo mejor es tener un amor soñado secreto y por ello inolvidable inalcanzable e inconfesable. Así, todo en uno, menos estresante que tener las tres cosas por separado ;-)
    Merece la pena morir por un secreto...Pienso que sí. Tenerlo implica estar vivo, incluso vivir intensamente. Y vivir supone morir.

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  3. Muy buenas, veo que habéis cogido el gustillo de trabajar juntos y me encanta lo que sale de juntar el binomio Esther-Rafa ;p

    Como Mercedes, no termino de estar de acuerdo en el punto de ellos/ellas.

    ¿Merece la pena morir por un secreto? Yo por ahora no tengo ninguno por el que merezca la pena morir, si llega ese día, vendré a comentarlo

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  4. Mercedes, Inés...tenéis razón en lo de la generalización. El comentario sobre el uso de los secretos según sexo es una opinión personal. No tenemos evidencia científica de ello jajaja. Disculpad el atrevimiento.

    Sobre los secretos inconfesables como motor de vida...pues sí. Totalmente de acuerdo con Mercedes, pero no hablábamos de esos secretos, sino de los que pueden destruir vidas (propias y/o ajenas.

    Blanca...Qué bonita reflexión!!

    Gracias! Seguimos esperando más comentarios!

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  5. Quizás hace falta el punto de vista de un representante XY...

    Desde luego y tal como dicen Inés y Mercedes, es peligroso generalizar.

    En un entorno de flirt, en el que estamos inmersos en el juego, cuántas veces una mujer -probablemente alguna de vosotras, aunque no lo queráis reconocer abiertamente- habéis usado el misterio -una forma de secreto, no lo olvidemos- como mecanismo para atraer la atención de alguien... Seguramente muchas; y lo más divertido es que seguramente ni os dáis cuenta. Reflexionad sobre ello.

    Reflexionad sobre los comportamientos de vuestro "adversario" -u objeto de seducción- que os hacen sentir ya no atractivas sino especiales...

    Lo más probable es que tras este ejercicio, leeréis el post con otros ojos. :-)

    En cuanto al hombre, muchas veces podemos encontrar los dos extremos, el que comparte información y secretos sin mesura -muy 2.0, por cierto-, y aquel que la información la da en pequeñas dosis y hasta cierto punto de una manera rácana, con el fin de mantener la tensión y la atracción... y habitualmente se percibe como más atractivo el segundo que no el primero.

    Seguro que lo que explico da para hacer un post ex-profeso de este tema... si es que os interesa, claro. ;-)

    Have fun!

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  6. Pues a mi me has dejado positivamente perpleja, comparto esas ideas de los secretos segun sexo masculino o femenino y creo al cien por cien la idea de que los secretos nos acompañan dia tras dia aunque no queramos que lo hagan, muy buena Esther.

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  7. Hola de nuevo, y una vez más, enhorabuena!
    Supongo que habréis releído hace poco Crimen y Castigo, de Dostoievsky ;) La relación del secreto, entendido como generador de estrés, y la patología (o ciertas patologías) es relevante. Se han sugerido, por ejemplo, modificaciones a nivel génico (en relación al desgaste de los telómeros o detectables por la expresión de distintos marcadores -http://hipnologica.com/articulos_pdf/numero1/8%20resenas.pdf). Pero no sólo el estrés, sino también la propia personalidad, la forma particular de confrontar el día a día, parece relacionada con la aparición de determinadas patologías (por ejemplo, la relación de la Personalidad D y las enfermedades cardiovasculares [http://arno.uvt.nl/show.cgi?fid=75705 - http://content.onlinejacc.org/cgi/reprint/44/5/997.pdf] o la relación de la personalidad con ciertas formas de cáncer [http://journals.cambridge.org/action/displayAbstract;jsessionid=85D57B2B46345E3DD8EDEC8293EBF9F1.journals?fromPage=online&aid=5011880]).
    En fin, no pretendía saturar con enlaces (y menos en inglés! ;)). Lo interesante del tema es la capacidad de generar salud a partir de propuestas puramente psicológicas (por ejemplo, http://www.psy.miami.edu/faculty/ccarver/documents/p05_HP_LTS_Opt.pdf . Vaya, ya lo estoy haciendo otra vez!).

    En fin, que me habéis tocado la "fibra" ;) Sobre las diferencias de género (no sólo en el flirt!) tal vez otro día. Lo siento, Rafa ;) Os remito a la revista Hipnológica, y a un par de artículos interesantes (en castellano!) relacionados con el tema:

    Aplicación clínica de la psicología positiva
    El papel de las emociones positivas en el
    afrontamiento de la adversidad (http://hipnologica.com/articulosgenerales/temas/psicologica/94-aplicacion-clinica-de-la-psicologia-positiva-el-papel-de-las-emociones-positivas-en-el-afrontamiento-de-la-adversidad.html)

    Y el miedo se olvida (http://hipnologica.com/articulosgenerales/temas/neurociencias/95-y-el-miedo-se-olvida.html)

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  8. Gracias Vero por pasarte por aquí de nuevo y dejar un comentario.

    Chema... ya sabía yo que si leías el post nos ibas a regalar un gran comentario. De esto sabes tú mucho más que yo. Como bien dices, no sólo el estrés influye en el desarrollo de algunas enfermedades sino que la propia personalidad también puede tener relación con ciertas patologías.
    Muchas gracias por toda esa información!!

    Saludos

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  9. Disculpa, Esther, mi desordenado tamborileo de antes y permíteme que trate de continuar vuestra canción siquiera tarareando una breve melodía ;)

    Ya sé que citar a un autor contemporáneo es arriesgado. Citar a un superventas es simplemente imprudente. Pero me arriesgaré.

    Dice Patrick Rothfuss, en “El temor de un hombre sabio”,

    “La mayoría de los secretos son secretos de la boca. Chismes compartidos y pequeños escándalos susurrados. Esos secretos ansían liberarse por el mundo. Un secreto de la boca es como una china metida en la bota. Al principio apenas la notas. Luego se vuelve molesta, y al final, insoportable. Los secretos de la boca crecen cuanto más los guardas, y se hinchan hasta presionar contra tus labios. Luchan para que los liberes.
    Los secretos del corazón son diferentes. Son íntimos y dolorosos, y queremos, ante todo, escondérselos al mundo. No se hinchan ni presionan buscando una salida. Moran en el corazón, y cuanto más se los guarda, más pesados se vuelven.
    Teccam sostiene que es mejor tener la boca llena de veneno que un secreto del corazón. Cualquier idiota sabe escupir el veneno, dice, pero nosotros guardamos esos tesoros dolorosos. Tragamos para contenerlos todos los días, obligándolos a permanecer en lo más profundo de nosotros. Allí se quedan, volviéndose cada vez más pesados, enconándose. Con el tiempo, no pueden evitar aplasta el corazón que los contiene.”

    Me parece una de las formas más sugerentes que he leído en mucho tiempo de describir el efecto de un secreto, su peso, su castigo.

    Espero que lo que sigue no se entienda como una verdad rotunda, inequívoca, sino como una verdad más sutil que lo que las palabras parecen expresar. La ciencia nos desvela que el cuerpo de quien traga y oculta sus emociones, de quien sufre los propios secretos con una sensación de soledad desamparada, tiende a transformar los secretos en un tumor. Y también nos dice que quien se alimenta de sus secretos para escupir fuego (ira, impaciencia, hostilidad) acaba agotando su propio corazón. El inhibido muere de cáncer y el dominante infarta. ¿Merece la pena morir por un secreto? La pregunta no es baladí. Y nada tiene que ver con el valor romántico o caballeresco que podamos otorgar a un secreto. Los secretos matan. O más bien mata la forma en que confrontamos y nos relacionamos con nuestros propios secretos.

    Existe una cierta comprensión de la coherencia del yo, de quiénes somos, de nuestra propia historia personal, como algo rígido que nos impide ser de otra forma diferente. Y resultaría ingenuo pensar que por el simple hecho de saber que ciertas formas de ser puedan matarnos vayamos a cambiar, o siquiera a intentarlo. Tal vez una forma interesante de aproximarnos con seguridad a la posibilidad de un cambio personal sea jugar. Se me ocurre que el arte dramático no sería mal comienzo. Actores en busca de una personalidad equilibrada; sarcástica, soez, afable, compasiva, cortante, inexpugnable, abierta… Lo cierto es que hay un amplio rango donde escoger. La parte superficial de la personalidad, esto es, el comportamiento que los demás observan y juzgan, sólo es una coraza, un traje. El cambio real opera más íntimamente, a nivel de las emociones. Sorprendentemente, éstas también cambian, sin querer, sin esfuerzo, sin apenas darnos cuenta, cuando cambiamos de “vestimenta”.

    Así pues, ánimo, y disfruta probando algo nuevo. Y para tus secretos busca un lugar cómodo, acogedor, bien ventilado e iluminado… o déjalos marchar ;)

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  10. Chema, lo que dice Patrick Rothfuss sobre los secretos es exactamente a lo que me refería cuando hablaba de los tipos de secretos y del efecto que pueden tener los secretos de corazón sobre la salud.

    La idea del arte dramático como vía de escape no me parece mala.

    Gracias de nuevo por tu interesantísimo comentario.

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